16.10.06

Punto final.

Pasando tres páginas mas quedó totalmente inmerso en la novela, la delicia de las letras que corrían adictivas por su mente dándose paso sin descanso, lo obligaban a devorar párrafos a tajos enteros. Tras la caída del héroe por errores menores retrocedió a constatar ciertos datos esenciales en la historia… al querer retomar el curso, olvidó la página, sabia que iba en algún punto después de la página 300 pero no tan seguro de rebasar la 380, hojeó un poco y cayó presto sobre el capítulo deseado… para su asombro una vez releído este el héroe no caía, había logrado percatarse antes de cometer la falta crucial y a causa de ello la historia se desviaba a una bizarra adaptación de lo primeramente interpretado. Quiso entonces volver sobre los hechos que verificó, afanosamente llego a ellos… pero los encontró terciados y ligeramente distintos, retornó a la ahora victoria del personaje y da que este había perdido la cordura muchas páginas atrás. Cerró de un golpe el libro, acomodó un lugar dentro de su intrincado sistema de organización y retornó a su sillón con un amargo sabor poruqe aquel libro nunca le permitiría el placer que propicia el descanso causado por terminar tranquilamente un buen libro al leer su punto final.

4 comentarios:

Spiel Sang dijo...

Para que retroceder... Es el mejor cuento que ha escrito Yovencito...

PakikoP dijo...

mmmmmmm....
la bonito de las historias es que nos lelvan hacia donde nos quieren ellas llevar, hacia donde el que la escribe nos quiere mandar, hacia donde se encuentra el punto final.

Id dijo...

No hay nada que disturbe mas que una historia sin resolucion. Aveces no encontramos ese punto final. Hay que preguntarse si solo estamos leyendo, o deliberadamente escribiendo, la historia?

Natalia-DV dijo...

Con un libro como éste me interesa la idea de leerlo al revés… talvez me satisfaga igual que los laberintos de los periódicos que al derecho no hubiera podido resolver.