Luego de su muerte visité la mansión dos veces más, para enterrar el dolor, y juré no volver. El rito me desagradaba por mas adictivo que fuera, y sin darme cuenta, en medio de la bacanal me encontré relatando la desgracia sufrida por Lara tratando de advertir a las nuevas participantes que deberían pensarlo mejor, qué si todo empezó en la casa Makber, ellas iban a ser las siguientes. Vaticinio que probaría ser cierto.
Con el alma ahogada por el dolor busqué consuelo en la única figura de amistad que yo conservaba, Kerrah. Fui a su apartamento, siguiendo las indicaciones que soltó en alguna de las conversaciones en la Partid de sânge. Se alojaba en un edificio viejo; pero remodelado hace poco por lo mucho que se ha valorizado la zona en la que está. Abrió la puerta un reducido anciano, se disculpó del desorden y me hizo seguir. El espacio era muy amplio y los ventanales que abarcaban la pared entera estaban cubiertos con persianas de madera. En la sala un gobelino se destacaba frente al resto de piezas que allí se exhibian.
– Era de mi padre – me explica el viejo con su voz gutural, rasgada por el decaimiento propio de su edad – ¿busca usted al señor Kerrah? El salió a cumplir una cita –
– Qusiera hablar con él personalmente – dije ignorando un poco al viejo – ¿será que se demora mucho?¬ –
– No sabría decirle – se disculpó – Si quiere dejarle algún mensaje yo con gusto se lo haría llegar –
– Es un asunto personal – corté
Me ofreció un té, y una vez lo trajo conversamos de asuntos sin importancia. Me fue simpatizando mientras hablábamos, su lenguaje era fino y sus comentarios gozaban de una acidez particular. No preguntó nada de mi vida personal.
– Ya está oscureciendo – dijo preocupado – el señor Kerrah sin duda no demora pero, ¿le molestaría dejarle el mensaje? Hay cosas que tengo que terminar de hacer.
– Es una cuestión dificil – vacilé – coméntele a Kerrah, que vine a verlo… pues, que un amigo vino a verlo para advertirle…. Hay un vampiro en Silajo – dije sin escucharme – eso ya lo sabe todo el mundo. Pero creo que merodea con frecuencia por la mansión de Rots Makber. Dígale a Kerrah que vine a prevenirlo, que no vuelva a la Partid de sânge si aún valora su vida. –
Tomo nota atenta del recado. Al incorporarse para guiarme a la salida lo percibí más alto y noté como ahora tenía mas fuerza en sus pasos. El sol ya no se colaba por las persianas de la sala y el ambiente se tornó frio en mi camino hacia la puerta.
– Hasta luego señor Sanghev – dijo para despedirse alargando la mano. En ese instante los dos nos dimos cuenta: Él había delatado su posición y yo entendí que había hablado toda la tarde con Kerrah.
Baje las escaleras despacio llenando los pasillos con mi resignación. Subí el cuello de mi gabán para proteger mi cara de la ráfaga de viento que aturdía toda la calle. Nubes negras y sobrecargadas acechaban la llegada de la noche. Fui a casa y me preparé una cena suave para no obstruir las ganas (porque era tan solo un deseo) que tenía de dormir.
La culpa no me dejaba conciliar el sueño, el presentía mi final. Por la ventana vi como conmenzó una leve llovizna que arruyó mi insmonio relajándome al punto de oir mi propio corazón latir. Sentí cuando Kerrah apareció en la puerta de mi cuarto. Yo le estaba dando la espalda, mi madre siempre dijo que era mejor dormir vigilando la puerta para evitar sustos y poder correr en el momento de una emergencia.
– Tardó mucho – le reclamé en voz baja.
– Pensé que le gustaban las sorpresas – respondió.
– No chuparé la garganta de los que no merecen una muerte horrenda – afirmé aferrándome a la almohada sin dejar de mirar por la ventana, evitando cualquier contacto con el vampiro.
– Depende de usted definir entonces la vida de quien es mas valiosa – me dijo – o búsquese la de quién merece la muerte horrible que a usted le espera. – hizo una breve pausa y sentenció con una mirada firme – Aunque… la muerte no lo es todo, es mas cruel no poder morir – dijo como declamando de memoria, atrapando una a una las palabras en sus recuerdos desordenados. A lo mejor su sentencia era correcta, morir puede que no sea tan malo.
– No tengo miedo de lo que tiene que hacer – le dije.
– De lo que hice… – me corrije enfatizando la última palabra desde el pasillo por el que caminó rumbo a la salida.
Dormí con sueño neurótico arraigado una vez Kerrah desapareció del marco de la puerta. Me sumí en lágrimas que empaparon mi almohada durante toda la noche, lloré dormido de modo incontrolabe, lágrimas que tampoco puedo dejar de contener mientras termino de escribir esto…
¿Pero que más da?
Seguí a Lara hasta la mansión Makber por amor y rencidí por gusto. Vi en Kerrah un amigo con quién compartir y sólo encontré a un úpiro. Sólo espero reencontrarme con Lara en el mundo sublime que muchos esperan y al que otros simplemente nos lanzamos. Ya voy para allá, hermosa, espero que la religión se equivoque en cuanto a sus castigos literarios, ¿Será tan pecaminoso quitarme la vida para preservar la de otros sí esta que aún conservo ya está condenada a expirar prontamente?
Ruego que mi alma no esté contaminada también, o será que en esta vampírica condición… mi alma ya partió a reencontrarse con Lara Clim y yo no me he dado por enterado.
…auferat hora duos eadem
Nil Sangehv
Silajo,
1 de Noviembre de 20XX
Silajo,
1 de Noviembre de 20XX