17.9.06
¡Ojalá los Caguen las palomas!
Puedo verlo todo desde aquí. Bueno, Todo lo que se interponga desde la farmacia de esa esquina hasta la puertita verde de donde sale esa vieja señora a barrer tan temprano. Entre palomas y fotógrafos esporádicos veo mis días y siento el frío de mis noches, pues el escalón que me corresponde dentro de esta micro-sociedad no puede variar tan fácilmente. Hoy, veo que algunos encuentran trabajo en imitarme. ¡Ojalá los Caguen las palomas! como dirían las abuelas, mucho sudor y sangre me ha costado estar aquí parado, con mi espada al cinto y uniforme militar, no solo quedarse quieto es lo que debe ser loable, es merecer tanto bronce, tanta cosa, una placa, mi nombre, mi insignia, mi historia. ¿De que vale entonces un monumento si lo que se admira es su quietud? No mucho para algunos, pues una moneda igual no me hará moverme de aquí, ni siquiera un poco.
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3 comentarios:
Pero por lo menos loquieren imitar, que tal si se le paran al frente sin decirle nada y lo único que le mostraran fuera una mano con el dedo del medio haciendole mamola--- a esos del mamola si que se los coma el tigre...
... Eso no es nada. No falta aquel fumado que se pone a abrazarlo o el borracho que lo orina. Pobre de ti, mueres cada día con algo nuevo para contar pero sin que te bañen...
Pero no imitan lo que hizo... imitan "en lo que se convirti�" por lo que hizo, lo que no tiene tanto valor �o si?
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